Retorno al corazón de la noche


Sergio Embleton Márquez

De noche, en el punto donde no se sabe si es sábado o domingo, escribo, entre sombras, desvelado estas primeras líneas. Siempre he admirado de la música el hecho de ser un viaje en el tiempo: escuchas las primeras notas de una canción que dejó huella en un momento de tu vida y de inmediato el sonido te transporta a ese instante donde eras feliz, te enamoraste o perdiste una parte de ti. También me asombra que no importa cuántas veces hayas escuchado una obra musical, siempre te impacta de forma distinta.

No sé desde hace cuánto conozco el álbum que reseñaré en esta ocasión; sin duda, uno de mis favoritos. Hoy deseo revisitarlo a través de la música y las letras. Antes de empezar esta re-escucha, es necesario hacer una advertencia sobre el artista que presentaremos, para aquellas personas que no lo conozcan y tengan interés en acercarse a su obra: Tom Waits, un cantante inclasificable. Tom Waits simplemente es Tom Waits. Dicho esto, directo del baúl de los recuerdos, les comparto The Heart of Saturday Night.

Aunque también disfruto escuchar discografías enteras en streaming, comienzo la ceremonia de escuchar este disco a la antigua: lo busco entre mi colección, lo hallo y lo tomo. Un ligero soplido que dispersa el polvo que hay sobre la caja revela su majestuosidad, pero también el paso del tiempo. La portada representa una escena urbana de noche: neón, claroscuros, el anuncio de un bar de cocteles; mujer, collar de perlas y vestido color vino; hombre, cigarro en boca y corbata ligeramente desatada. Abro la caja y contemplo el disco brillante y semejante a un espejo. Saco el compacto y lo coloco en el reproductor de CD. Preparo el volumen adecuado para que la música se aprecie y me envuelva, pero no aturda. Por último, play.

Suena el primer track que abre con batería y los primeros acordes, «New Coat Of Paint», una oda a renovar los viejos amores («Our love needs a transfusion / so let’s shoot it full of wine…»), con un solo de piano que se vuelve un cortejo amoroso con una buena dosis de licor. Hacia el final, la intensidad disminuye, para hacer sutil el contraste entre ésta y la siguiente canción del disco, «San Diego Serenade», el single del álbum, un producto de la instrospección. Aquí, Waits reflexiona arrepentido, a través de la anáfora constante, sobre aquello que no hizo para mantener y preservar su relación sentimental. Es un canto basado en el viejo adagio «nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido»:

I never saw the sunshine

’til you turned out the light

I never saw my hometown

Until I stayed away too long

I never heard the melody

Until I needed a song

La tercera cancion, «Semi Suite», narra una relación envuelta en un círculo vicioso. Un hombre que tiene una relación que procura sólo en ocasiones. Una mujer que sabe que esa no es la unión que quiere, pero sigue atada a ella, sólo Dios sabe por qué («You’re lyin’ through your pain, babe…»). Ciertas líneas tocan fibras sensibles. Otras poseen una carga aforística: But the only place a man can breathe / And collect his thoughts is / Midnight and flying away on the road.

«Shiver Me Timbers», acaso la pieza más conmovedora de todas, es un canto de libertad. Tarde o temprano todxs tendremos que emprender solxs nuestro propio camino. Esta canción se basa en el tópico de zarpar a la mar como metáfora de la vida, que ya puede encontrarse en la literatura antigua, como en un poema atribuido a Petronio (Anthologia Latina, 469, ca. s. IV), que dice más o menos lo siguiente: «Joven, deja tu hogar y busca otras costas: / hay para ti un nuevo orden de cosas. […] madura quien desembarca en arenas extrañas». Tom Waits desarrolla el tema en estos términos, acompañado principalmente de piano y guitarra, con una voz que suena a despedida, pero que también nos ofrece una esperanza de que el panorama que quizá hoy veamos nublado tal vez mañana pueda aclararse:

I’m leavin’ my family

Leavin’ all my friends

My body’s at home

But my heart’s in the wind

Where the clouds are like headlines

On a new front-page sky

My tears are salt water

And the moon’s full and high

En 1974, año de publicación de The Heart of Saturday Night a través de Elektra/Asylum Records, Tom escribió una nota de prensa en la que confiesa que entre sus escritores predilectos se encuentran Jack Kerouac, Charles Bukowski y Harper Lee; que sus influencias musicales provienen de gente como Frank Sinatra o Thelonius Monk y que su álbum favorito es la legendaria grabación del mismo Kerouac con Steve Allen, Poetry for the Beat Generation (Hanover-Signature Record Corp., 1959). De hecho, se inspira en la portada del In the Wee Small Hours de Sinatra (KHJ, 1955) para crear la propia. En síntesis, la dirección de Tom Waits en esta producción va hacia una combinación de jazz y poesía beat. Ese feeling de beat jazz –si acaso me fuese lícito llamarlo así– es precisamente el de la canción en turno, «Diamonds On My Windshield», con un estilo spoken word que describe un viaje a través de la noche, las vías rápidas y el tráfico, donde la voz poética, dentro del caos citadino, se da el tiempo de contemplar la belleza de la infinidad de gotas de lluvia que caen del cielo, se estrellan contra los cristales y crean una experiencia estética única:

And blazing through this midnight jungle
Remember someone that you met
And one more block, the engine talks
Whispers 'home at last'
It whispers 'home at last'
Whispers 'home at last'
Whispers 'home at last'
Whispers 'home at last'

Se apaga el motor del vehículo: Hey, look here, Jack… terminó la jornada. Suenan las líneas finales del bajo reforzadas con el swing de la batería y se evapora entre fades. Ahora, comienza a sonar el paso de los autos que cortan el viento y los tonos de claxon. Sutilmente, suena otro automóvil que enciende motores, dispuesto a buscar la aventura.

Así llegamos a la parte central del disco: «(Looking For) The Heart Of Saturday Night», canción que narra los momentos de quien ha sudado trabajando de lunes a viernes y busca un respiro, porque el esparcimiento también es necesario en la vida. Es sábado, el día donde algunas personas desean sentirse libres. Llega el ritual para dar la bienvenida a la noche: eligen su mejor ropa, se bañan, se arreglan, desean lucir radiantes, pues nunca se sabe dónde, cuándo ni cómo finalizará la salida («Trying to wipe out every trace / Of all the other days / In the week…»). Con sutil brevedad, Waits retrata la ciudad como una entidad que ofrece una peculiar sinfonía y un encanto a través de sus calles, ambientes y personas:

Tell me, is it the crack of the pool balls, neon buzzing
Telephone's ringing, it's your second cousin
Is it the barmaid that's smiling from the corner of her eye
Magic of the melancholy tear in your eye

Si la primera parte de este disco es nostálgica y evocativa, la segunda está pasada por humo, alcoholes y excesos. Los tracks que confirman el epíteto de «poeta de tabernas» dado a Waits alguna vez son la tríada «Fumblin’ With The Blues», «Please Call Me, Baby» y «Depot, Depot». En sus líricas, encontraremos ese momento donde los efectos de la bebida hacen confusa la caminata por las calles («Outside the midnight wind is blowing Sixth Avenue…»), el remordimiento de un amante tras una pelea y el duro golpe de realidad que le llega a una persona al darse cuenta de que su relación no era perfecta como lo creía («If I exorcise my devils well my angels may leave too»), así como la confesión de Tom de ser un asistente asiduo a los bares:

You know the bartenders they all know my name
And they catch me when I'm pulling up lame
And I'm a pool-shooting-shimmy-shyster shaking my head
When I should be living clean instead

La décima y penúltima pista del disco, «Drunk On The Moon», es un título que contiene dos tópicos de la lírica: el letargo dionisíaco y el reluciente astro nocturno, cuyo reflejo en el lago –cuenta la leyenda– sedujo a tal grado a un ebrio Li Po, la gran gloria poética de la dinastía Tang, que éste acabó por ahogarse, cautivo, en su belleza. En este número, Tom, maravillado por la belleza del firmamento («And the moon’s a silver slipper / It’s pouring champagne stars»), es llevado por el espíritu del licor a escuchar melodías jazzeadas celestes, cuya experiencia Pitágoras seguramente habría deseado vivir:

And I’m blinded by the neon

Don’t try and change my tune

‘Cause I thought I heard a saxophone

I’m drunk on the moon

El cierre corre a cargo de «The Ghosts of Saturday Night (After Hours at Napoleone’s Pizza House)», otra pieza de spoken word con una etérea introducción de piano; sonidos melancólicos, pausados, con notas y acordes que hacen pensar en el músico que sigue tocando hasta que el local baje sus cortinas; una melodía que evoca más allá de medianoche, terminada la velada de los amantes y la meditación del solitario, el humo suspendido de ese cigarro ya vuelto ceniza que corta el haz de luz de las lámparas que poco a poco pierden fulgor; el momento de ver el reloj, dar el último trago de whisky, pagar y dejar la propina, tomar el abrigo y partir, mientras limpian las mesas y arreglan las sillas. Cruzas el umbral de ese lugar donde estabas tú solo con tus pensamientos, anhelos, virtudes, pecados, pesares y aquel elixir que destiló un incendio en tus entrañas, para regresar a la ciudad que se niega a dormir, a quedar en silencio y te ofrece un camino trazado con faros brillantes, que se figuran oasis en medio de un sombrío desierto de asfalto. Sientes el viento golpeando tu cuerpo. Helado, tu rostro; heladas, tus manos, pero no sientes frío. La música del sitio donde pasaste las horas postreras del día se esfuma en el aire, se pierde en el tiempo. De vuelta a casa, ahora eres tú quien se pierde en el tiempo: a veces no sabes ni cómo llegaste. Introduces la llave, la giras, se abre la puerta. Los ojos se cierran.

And the early dawn cracks out a carpet of diamond…

The Heart of Saturday Night es un álbum íntimo que muestra la calidad de Tom Waits como letrista y pianista, con una fuerza narrativa y sonora tremenda, a pesar de tener ese low-life after-hours feel. En una palabra, es una joya. Si se quiere saber a qué suenan la urbe, la calle, el alcohol, la embriaguez, el amor, la partida, la pena, el deseo, la esperanza y qué piensa un alma que oscura camina sin rumbo en las sombras el fin de semana, esta masterpiece es el disco indicado. Es un viaje a lo más profundo de un ser intrigante y sublime: la Noche.


(Spotify: https://tinyurl.com/2p9cx9zk; Tidal: https://tinyurl.com/yuc8scpx)

Ilustración: Heriberto González "Coctecón"

(1) Las letras citadas en este artículo fueron tomadas de www.tomwaits.com/songs

(2) Montadon, M. Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones. Barcelona: Global Rhythm Press, 2008, pp. 25-26.

(3) Jacobs, J. Wild Years: The Music and Myth of Tom Waits. Toronto: ECW Press, 2006, p. 53.

Sergio Embleton Márquez. Editor de la sección.