Memento Mori


María de Jesús Tinajero

Con un sonido sordo de sintetizadores distorsionados comienza el decimoquinto álbum de estudio de Depeche Mode, estrenado en marzo de 2023. El tema central es la fugacidad de la vida y se desarrolla magistralmente a través de los doce tracks que conforman la pieza. En cincuenta minutos, el entramado narrativo nos atrapa y transporta a otro plano fuera del tiempo, muy al estilo de Depeche Mode, con historias sobre la “parte incómoda de la vida”.

En esta producción, los sintetizadores asumen el papel principal, transportándonos con sus sonoridades y ritmos a las composiciones con las que la banda se consagró en los años 80. El ánimo general y el ambiente de Memento Mori (Columbia Records, 2023) evocan, sobre todo, reminiscencias de Black Celebration (Mute Records, 1986), donde los teclados comparten preeminencia con las percusiones y otros sonidos experimentales, creando, junto con la lírica inquietante de Martin L. Gore, una atmósfera de oscuridad salpicada de esperanza. 

      Por momentos, se perciben también destellos de la energía que caracterizó a Speak and Spell (Mute Records, 1981) y a los éxitos de los primeros años, así como atmósferas sonoras relajantes y expansivas, heredadas de la electrónica ambiental. Me parece, pues, que en pocos meses este álbum ha logrado llegar a la cima, junto con los otros dos titanes de Depeche Mode, Music for the Masses (Mute Records, 1987) y Violator (Mute Records, 1990). 

Sin duda, las doce pistas que constituyen el disco conforman una unidad y estoy convencida de que se aprecian mejor si se escuchan de principio a fin. He disfrutado especialmente el contraste que permea toda la obra, pues al mismo tiempo que su música densa y letras duras pueden llegar a ser abrumadoras, también he experimentado la serenidad de sonidos reconfortantes y versos esperanzadores. 

     La introducción del álbum es brutal. La primera pista, My Cosmos Is Mine, comienza, como decía, con sintetizadores distorsionados y un ligero efecto de estática, que parecen aludir a los primeros bombardeos rusos lanzados contra Ucrania en febrero de 2022. Incluso, este trágico suceso pudo haber sido la fuente de inspiración para esta canción, pues Martin Gore afirmó en una entrevista que la escribió después de que iniciaron los ataques. Asimismo, a esta música densa la acompaña la repetición insistente y desesperada de la frase “no war” en la tercera estrofa: 

No war, no war, no war, no war

No more, no more, no more, no more

No fear, no fear, no fear, no fear

Not here, not here, not here, not here

No rain, no clouds

No pain, no shrouds

No final breaths

No senseless deaths.

    Desde los primeros versos se ponen sobre la mesa dos de los recursos que guiarán el manejo de la dualidad a través de todo el disco, la repetición y el contraste:

Don’t play with my world

Don’t mess with my mind

Don’t question my spacetime

My cosmos is mine.


Don’t toy with my heart

Don’t knock down my shrines

Don’t alter my headlines

My cosmos is mine

      En los tres primeros versos, las anáforas y variaciones sobre la idea de la irrupción del espacio personal juegan con el contraste entre la negación (don’t) y la pertenencia (my), para rematar, en el cuarto verso, con el mantra de la canción, “my cosmos is mine”. Esta súplica por el espacio personal está envuelta por un ambiente de tensión creado por la música, que, hacia el final de la pieza, va desvaneciéndose lentamente para dar paso a la siguiente pista.

Con Wagging Tongue la energía del disco empieza a despegar; comienza con un loop de teclados que evocan las distintivas sonoridades de Kraftwerk. Nuevamente, las anáforas, juegos de palabras y contrastes se hacen presentes: You won’t do well to silence me / With your words or wagging tongue / With your long tall tales to sorrow / Your song yet to be sung. Durante los últimos segundos, se escucha la repetición del estribillo: Watch another angel die. De pronto, se interrumpe todo de manera abrupta, emulando ese sentimiento de frustración que experimentas cuando no te sientes escuchada o escuchado por esa persona con la que intentas comunicarte. 

A continuación se escucha el ritmo ligeramente más acelerado de Ghosts Again, el primer single del álbum. La energía de la música continúa en ascenso. El ambiente parece más alegre y atmosférico que en las dos pistas anteriores. Pero las primeras frases son aplastantes: Wasted feelings / Broken meanings / Time is fleeting / See what it brings. En esta canción escuchamos, por primera vez, de manera explícita el tema central del álbum, time is fleeting, o, como decían los antiguos latinos, tempus fugit, el tiempo es fugaz.

Mientras que en las dos piezas anteriores encontramos una lírica de resistencia e introspección, reforzada con sonidos oscuros y sintetizadores envolventes, en Ghosts Again hallamos el primer rastro de aceptación ante la pérdida inminente. Este poema está repleto de contrastes: helloes, goodbyes / sleepless lullabies / thoughtless thoughts / weightless hours. Así, en los primeros nueve versos se habla sobre la fugacidad del tiempo, pero en los siguientes nueve resplandece la luminosidad de la vida, con el sol brillante y la flores de primavera.

La música misma es un elemento de contraste, pues aunque se percibe un ánimo menos oscuro que en los tracks anteriores, el tema que permea la pieza es la pérdida. Al final, luego de que David Gahan ha terminado de recitar los versos, se continúa escuchando la música por varios segundos, hasta que enmudece de manera repentina, así como llega la muerte, sin aviso. En resumen, esta canción es una oda a la dualidad de la vida, que, mientras transcurre, se termina.

Don’t Say You Love Me está impregnada de misterio. En los primeros segundos se esucha una guitarra melancólica, que parece emular el lánguido lamento de un amante no correspondido. Uno a uno, los versos se (cor)responden como en un coro griego y la tensión entre el “tú” y el “yo” se intensifica con ingeniosas rimas encadenadas:

You’ll be the killer

I’ll be the corpse

You’ll be the thriller

And I’ll be the drama, of course.

     Si bien todas las imágenes apuntan a una historia de romance desafortunada, he querido ver también una alegoría sobre la vida y la muerte, en la que el amante no correspondido representa al ser humano que está eternamente en disputa con la vida, porque es efímera y, al mismo tiempo que sigue su curso, va agotándose lentamente, de tal manera que en esta historia ella misma es, paradójicamente, el asesino. De manera gradual, los sonidos oscuros y explosivos van inundando la pieza, al mismo tiempo que disminuye el pulso y la música va apagándose poco a poco hasta desaparecer por completo.

My Favourite Stranger posee, quizá, la letra más introspectiva del álbum. Con sonidos estridentes que no llegan a ser desagradables, habla sobre la pérdida de identidad y esa máscara que en ocasiones tenemos que portar para sobrellevar los tiempos difíciles: 

Some perfect stranger 

Sneaks on tiptoes

Steals my shadow 

And goes where I go


My favourite stranger 

Stands in my mirror

Puts words in my mouth

All broke and bitter.

     El ánimo que se respira es de desesperación; el sonido llena por completo el espacio y los efectos en los sintetizadores dan la impresión de imitar el ruido mental. Lentamente, la pista se va apagando, en una perfecta transición hacia el siguiente track.

     Soul With Me es probablemente la canción más melodiosa del álbum. En esta pieza Gore deja los corros y toma la voz principal, cuyo canto se encuentra justo en el límite entre el lamento y la resignación: I’m heading for the ever after / Leaving my problems / And the world’s disasters. Estos versos, junto con el estribillo (And I’m taking my soul with me) parecen dar conclusión a la primera parte del disco. 

Con sonidos claros y ambientales, casi de coro celestial, esta canción nos lleva a un estado mental distinto de la dirección que estaba tomando hasta ahora la obra en su conjunto. En este punto, la energía del álbum estaba llegando al límite, pero Soul With Me detiene en seco todas las emociones que estaban despertando las composiciones anteriores, para dar paso a una especie de calma del que está listo para morir. Hacia el final, el ritmo desciende poco a poco y, de los 4’15’’ que abarca la pieza, su conclusión se extiende durante el último minuto y medio, donde se repite, cada vez más tenue, el estribillo, como si de un mantra se tratara.

     Enseguida se escuchan las apresuradas brochas de percusión de Caroline’s Monkey, cuya constancia en toda la pieza provoca una sensación de desesperación que va en aumento. En esta historia, Caroline lleva a cuestas un mono que todo el tiempo está hambriento y que funciona como personificación de sus adicciones: 

Caroline’s monkey claws at her back

Colder than winter

Darker than black

Caroline’s monkey is hungry again

Running with scissors

On needles and pins.

    Con estas frases hiperbólicas, se prepara el terreno para hablar sobre el falso alivio que proporciona la exposición a sustancias intoxicantes: Fading’s better than failing / Falling’s better than feeling / Folding’s better than losing / Fixing’s better than healing / Sometimes.

El espíritu de la siguiente pista, Before We Drown, se resume en un solo verso: We have to move forward, before we drown. Es una pieza sencilla que, sin embargo, transmite un mensaje importante: jamás hay que dejar de avanzar, para no derrumbarnos.

People Are Good, aunque su música está llena de energía, es una de las piezas más desoladoras del álbum. En este punto, incluso la fe en la humanidad se ha perdido. ¿Quién no ha dudado alguna vez hasta de sí mismo?:

Keep reminding myself

That people are good

And when they do bad things

They’re just hurting inside

Keep fooling myself

That everyone cares

And they’re all full of love

It’s just their patience gets tried.

Always You es un himno al amor y al apoyo mutuo, cuando el mundo parece derrumbarse: My love, the world’s upside down / My love, no solid ground / My love, there are no more facts / My love, reality’s cracked / And then there’s you / There’s always you / You’re all I need to keep believing. Por su parte, Never Let Me Go es una canción bastante menos introspectiva que las demás; permite dar un vistazo a las cosas simples de la vida, para recordar que tienen gran valor: There’s only so much time / We have to play with / To waste it is a crime / We have so much to give

Llegamos al final del viaje con un gran cierre, Speak To Me. En una entrevista para Apple Music, Gahan explicó que esta canción es una suerte de metáfora sobre “la soledad, la desolación, el vacío; querer estar con las personas y vivir, pero al mismo tiempo no quererlo”. Y justo eso es lo que describe su música envolvente y atmosférica. La letra, sin duda, toca también fibras muy sensibles:

I will disappoint you 

I will let you down 

I need to know 

You’re here with me 

Turn it all around 

I’d be grateful, I’d follow you around 

I’m listening, I’m here now, 

I’m found.

      Hacia el final, los sonidos que empezaron en un espectro grisáceo van oscureciéndose cada vez más. Antes de la conclusión definitiva, la música retoma, por breves segundos, los matices que aparecieron en la introducción de My Cosmos Is Mine, pero enseguida se dirige irremediablemente al vacío.

     Sin duda, he dejado muchísimas impresiones, emociones, conclusiones y referencias en el tintero, pero quisiera que tú, que te has tomado el tiempo de leer esta reseña, descubras o redescubras con tus propios oídos esta obra maestra del synth pop. 



Ilustración: Selene HePe